martes, 15 de abril de 2008

ACADEMIA / La paradoja del libre comercio

El escrito que se usó como referencia para este ensayo propone que “…las negociaciones sobre el libre comercio están fracasando mientras que el libre comercio está en auge…” lo que representa toda una paradoja ya que las iniciativas de los gobiernos para llegar a acuerdos que permitan tejer grandes redes comerciales integradas se han quedado en la retórica mientras las empresas siguen haciendo negocios internacionales cada día mas.

Trataré de exponer desde mi perspectiva, un análisis del tema y trataré de proponer una alternativa de solución que se haga cargo de ambos aspectos, el aspecto político y el aspecto comercial.

Enfoque político de las negociaciones

Tratados de Libre Comercio, Reducción de aranceles, son medidas muy comunes que buscan los gobiernos para concretar acuerdos que favorezcan el intercambio comercial, estos acuerdos han sido muy bien diseñados para garantizar la igualdad de condiciones entre los países que los suscriben, entonces ¿por qué fracasan?

Para responder esta pregunta pensemos un poco en dos aspectos: 1) ¿Quienes diseñan, discuten y aprueban esos acuerdos? y 2) ¿Realmente se puede obtener igualdad de condiciones entre países con diferentes niveles de desarrollo económico e industrial?

En el mundo ideal, los gobiernos crean comisiones donde participan empresarios de diversos sectores y especialistas en comercio exterior para evaluar las implicaciones de estos tratados y elaboran propuestas para ser discutidas por representantes de las mismas comisiones de todos los países involucrados hasta llegar a un trato que satisfaga los intereses de ambos grupos.

Pero en la práctica que ocurre: Los gobiernos sí crean las comisiones, pero quienes la integran son normalmente políticos que, aunque pueden venir del mundo empresarial fungen como políticos, cuidando los “intereses de la nación” desde la perspectiva ideológica de sus tendencias por lo que sus propuestas llevan esa carga que afecta el logro de los acuerdos. También puede ocurrir que esos políticos representen o son influenciados por sectores con intereses particulares lo que también afecta en gran medida la objetividad de las propuestas a discutir.

Esto pasa de un lado y del otro, es decir, cada uno de los países que están discutiendo el acuerdo se ve influenciado por las tendencias ideológicas o intereses económicos de los actores en la discusión, perdiendo de vista el sentido de integración e igualdad de los acuerdos.

En el otro orden de ideas, ¿puede realmente negociar “en igualdad de condiciones” un país como Zimbawe con los Estado Unidos? Para mí esto es una utopía, una buena intención que en el mundo real no puede llevarse a la práctica.

Pienso que las diferencias existen y deben tomarse en cuenta, existen distintas tendencias religiosas, sociales, económicas y culturales que deben tomarse en cuenta a la hora de negociar estos tratados, cada país debe saber cual es su alcance y cuales son sus reales posibilidades de satisfacer una demanda o de honrar compromisos financieros con el otro socio sin ideales de igualdad que no se podrán cumplir en un futuro cercano.

Cada país tiene, al igual que cualquier organización, una visión del futuro que define sus acciones estratégicas, es decir, que cuando va a una mesa de negociación tiene un objetivo particular independiente del otro país con el que espera hacer el acuerdo, si esto no se toma en cuenta y no se aclara, alguno de los dos saldrá perjudicado en el acuerdo.

El desarrollo económico de un país se ve afectado por las decisiones políticas de sus gobernantes, pero no está supeditado a las mismas, los políticos tienen un rol muy importante como líderes de sus pueblos para conducirlos hacia una mejor calidad de vida y tienen poder para cambiar cosas en el escenario interno, pero el mercado tiene su propia dinámica.

Falta de acciones y proyectos realmente incluyentes

Algo de lo que si son responsables los políticos es de promover la inclusión entre los pueblos, los tratados de libre comercio buscan ese objetivo, pero hasta ahora han resultado listas de buenas intenciones que difícilmente se llevan a la práctica por el predominio de intereses particulares o la falta de visión sistémica de aquellos que los elaboran.

No vale la pena desarrollar el tema de los intereses particulares porque es algo ya muy trillado sobre todo en los países de Latinoamérica, la corrupción, el tráfico de influencias o las presiones se han convertido en signos representativos de la política en nuestra región.

En lugar de eso hablemos de la falta de visión sistémica, asumiendo que los políticos tienen la “buena intención” de contribuir al desarrollo de sus pueblos y buscan la soñada “igualdad”, la variable que falta entonces es la capacidad de ver las implicaciones de todos los sectores involucrados en un acuerdo de este tipo.

Si un país eleva su nivel de competitividad, puede emprender un proyecto de integración internacional porque ha preparado a sus empresas para participar en mercados mas agresivos, en lugar de eso, lo que observamos sobre todo en Latinoamérica es proteccionismo y subsidios mal enfocados, lo que puede ser una ilusión porque da al empresario la sensación de fortaleza y se consigue con el implacable mercado al intentar operar en el extranjero.

Al hacer un tratado con otro país se debe tomar en cuenta las condiciones bajo las cuales opera el mercado en el nuestro y hacer los ajustes necesarios para lograr no la “igualdad” si no la convivencia de todos los participantes.

Estas son sólo ideas, hay que desarrollar el tema y elaborar propuestas más específicas, pero al menos nos debe mover a una reflexión y generar inquietudes que originen algún debate interesante en nuestros entornos.

Divorcio entre política y mercado

Siguiendo con el análisis, decíamos que los políticos parecieran estar divorciados del mercado interno de los países a los que representan ya que hacen acuerdos para los cuales no están dadas las condiciones y comprometen a sus países sin estar preparados.

Esto es porque tradicionalmente, y sobre todo en Latinoamérica, la política ha sido un medio de enriquecimiento muchas veces mas productivo que la actividad empresarial, en tal sentido los políticos se han concentrado en lograr mantenerse en el medio ingeniándoselas para generar acuerdos innovadores que suenan muy bien al oído de quien los escucha, aunque luego haya que reconstruir sistemas productivos por completo.

Propuestas de solución

Es difícil proponer en un ensayo tan corto soluciones contundentes a este problema, sin embargo durante el escrito hemos mencionado algunas ideas que quiero rescatar:

  • La comprensión del mercado y su dinámica, permitirá conocer las implicaciones de una demanda insatisfecha, como nos afectan las condiciones no cumplidas, etc.
  • La importancia de incluir a los verdaderos sectores empresariales en la discusión y permitir su participación activa en el diseño de los mecanismos de integración.
  • Ubicar a los políticos en su puesto de facilitadores y no protagonistas de la economía del país.

Con esto pretendo que los lectores puedan reflexionar y emitir opiniones para comenzar un gran debate sobre los sistemas económicos y políticos de los países

REFERENCIA

TEXTO “La paradoja del libre comercio”; Moisés Naím

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por que no:)